De Gargiless-Dampierre a San Millan de la Cogolla.

En busca de de dos escritoras con pseudónimo.


Cuando acaba el verano, cuando los días que se acortan me invitan a la lectura apurando las ultimas horas de luz y agradezco cubrir mis piernas con una ligera manta, es en ese momento cuando la nostalgia bucea en los recuerdos y saca a flote una o varias imágenes.

Y aunque ando algo perezosa con relatos de viajes hoy, mientras el cielo se cubría de amenazadoras nubes, cerré el libro y recordé.

Recordé que hace unos días paseaba por las calles del pueblo de San Millan de la Cogolla; un pueblo con un urbanismo caótico, donde no se ha guardado ninguna norma a la hora de construir o reconstruir. Quizás saben que no les van a faltar visitantes, saben que tanto el viejo monasterio de Suso, que significa “el de arriba”, como el mas nuevo de Yuso, que como su nombre indica es el de abajo, son una fuente inagotable de atraer turismo al lugar.

Y si fue antes de comenzara el verano de 2022 cuando fui buscando el pueblo francés de Gargilesse-Dampierre, ese donde se inspiraba y escribía Auore Dupin que publicaba bajo el pseudónimo de George Sand, que por cierto, tras vivir unos meses con Chopin en la Cartuja de Valldemosa escribió Un invierno en Mallorca (1842). Ha sido, ya avanzado el mes de septiembre y por tanto días antes de que acabe el verano, cuando hemos visitado San Millan de la Cogolla.

Y al igual que con Gargilesse-Dampierre, esta vez la visita a San Millan era para conocer el pueblo donde nació otra escritora, esta vez española, María de la O Lejárraga García, corría el año1874. Claro está, que tratándose de San Millan de la Cogolla aprovechamos para volver a sentir la magia del lugar donde se escribieron las primeras palabras en euskera y también en castellano, esto último siempre con permiso de Valpuesta.

Ambas escritoras usaban pseudónimo y la española utilizó el de Gregorio Martínez de la Sierra, que no era otro que su marido. Cuando nació Maria de la O en San Millan vivían mas de 850 personas,actualmente su censo no llega a los 250 habitantes. Un pueblo en las estribaciones de la Sierra de la Demanda que constaba y consta de varios barrios.

El más antiguo de ellos, del que se tienen referencias desde el siglo IX , es el llamado de Santurde. Ya en el siglo XIV se fundó el barrio de Prestiño muy pegado al propio Monasterio de Yuso y donde se construyeron el hospital del propio monasterio, algunos molinos, este pueblo está a las orillas del rio Cárdenas, y también había almacenes que con el paso del tiempo fueron reconvertidos en viviendas.

Con anterioridad, y tras la construcción del Monasterio de Yuso, se había creado el barrio denominado Barrionuevo, es éste el que ocupa actualmente casi todo el termino de San Millan. Y si nos alejamos unos dos kilómetros del pueblo llegamos a un lugar de praderías y con chopos a las orillas del rio Cárdenas, es el que llaman el Lugar del Rio.

Y es en Barrionuevo, donde nace Maria de la O que fue maestra, gustaba también de escribir y fue una firme defensora de los derechos de la mujer, una feminista que escribía cosas como estas: “Un régimen de libertad, fundado en lealtad y juego limpio, está obligado a liberar a la mujer, a romper las cadenas seculares, a dejarle las manos libres ya echar sobre sus hombros, para que la lleve a medias con el hombre, la carga de la responsabilidad”.

Fueron sus convicciones sociales y de defensa de la mujer lo que la llevo a chocar con las ideas conservadoras de la sociedad y de su propia familia, una familia acomodada de finales del siglo XIX.

La que fuese no solo maestra, también fue novelista, traductora, ensayista y dramaturga, vivió cien años y murió en el exilio.

Al inicio de su carrera literaria había firmado con su nombre su primera obra llamada Cuentos breves, la familia le recrimino tal acto y desde aquella publicación de 1899 ya no volvió a poner su nombre a ninguna de su obras hasta pasados muchos años.

Muchísima de su obra literaria la firmo con el nombre de su marido, Gregorio Martinez Sierra, aunque en los círculos culturares se sabia que era ella la que escribía. Un marido que gustaba de pasearse por fiestas y estrenos de obras de teatro escritas por su mujer y que se pavoneaba según recibía los aplausos que, bien sabía, no merecía. Mientras, su mujer se quedaba en casa, y me pregunto:

¿Qué pensaría tras los éxitos de obras de teatro como El amor brujo, El sombrero de tres picos o Canción de cuna? Fue ella la autora de esos libreros y no pudo disfrutar en publico el triunfo de su obra. Maria era una mujer avanzada a su tiempo como lo fueron otras y tal y como hizo Clara Campoamor, también luchó por el sufragio femenino y la igualdad entre hombres y mujeres. Fundó la Asociación Femenina de Educación Cívica llamada La Cívica.

Durante aquellos años también se había separado de su marido, él hacia tiempo que mantenía una relación con una actriz llamada Catalina Bárcena. Fue también diputada por Granada del Partido Socialista durante la Segunda República. La Guerra Civil la pilla en Suiza, donde trabajaba para el Gobierno de España. Regresa a su casa en la población de Cagnes-sur-Mer, cerca de Niza, donde vive ya en el exilio hasta que la casa es requisada por los nazis.

Marcharía después a Nueva York donde trabajo en la prensa escrita y colaboro con algunas emisoras de de radio. Con el tiempo se iría a vivir a México y por último a Argentina. Su experiencia personal de aquella época y los primeros años de exilio quedó plasmado en un libro que llevarían el titulo de: Una mujer por los caminos de España.

A pesar de la separación matrimonial la escritora continuo firmando muchas de sus obras con el nombre de Gregorio, lo hizo hasta la muerte de éste en el 1947. Fue desde el fallecimiento que comenzó a firmar su obra con su nombre pero conservando los apellidos de su ex marido. A la muerte de Gregorio la hija que había tenido él con Catalina exigió los derechos de autor que le fueron concedidos.

Para entonces la autora que vive exiliada y con pocos recursos decide contar la verdad en el libro Gregorio y yo: Medio siglo de colaboración, una obra en la que cuenta la sociedad que durante años mantuvo con su marido, él que era director artístico fue la cabeza visible de la asociación pero la obra literaria tenia el nombre de Maria de la O.

Después vendría un libro donde contaba el dolor del exilio, Una gota de agua, en este libro la autora cuenta el dolor que siente, no solo al vivir lejos de su tierra, también el que siente al saber que sus libros son censurados y prohibidos en España. Libros que hubo que esperar a su reedición hasta el año 1989 el titulado Una mujer por caminos de España y para Gregorio y yo aun tendría que iniciarse el siglo XXI para que viera la luz en nuestro país.

Una de las curiosidades de la obra de la autora emilianense es el que ella misma denuncia como un plagio de una obra suya por parte de la productora Disney. Se sabe que el 1951 Maria de la O envió a Walt Disney un manuscrito titulado Merlin y Viviana. La obra le fue devuelta por no cumplir las expectativas. Fue en 1955 cuando Merlin el perro que se enamora de una preciosa gata, salta a las pantallas con el nombre de la Dama y el Vagabundo. Lo único que cambiaba de la historia es, tal y como dijo la autora, que la gata Disney la había convertido en una perra muy elegante.

Se dice por algunos de los que han estudiado la obra de Léjarraga que en su cuento de Merlín y Viviana se reflejaba a Gregorio como un ser manipulable por una Catalina egoísta e incluso cruel.

Sea como fuese, la autora murió en el exilio en Buenos Aires en 1974, pobre y con la pena de saber que su obra no se podía leer en su país. Así que leímos la placa que había situada en su casa natal de San Millan y supe que un mismo año y casi en una sola estación meteorológica había visitado dos lugares increíbles para la literatura.

Dos lugares que estuvieron relacionados con dos escritoras que escribieron con pseudónimos y que fueron unas luchadoras por los derechos femeninos.

Dos mujeres que rompieron con los estereotipos y a las que me ha gustado recordar y de alguna forma rendir mi humilde homenaje. Ana Pose @subetealpaisaje

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