La Rioja, septiembre 2022
Nuestro destino en este viaje a la Rioja era claro, primero visitar Las Siete Villas y teníamos dos entradas posibles a este territorio. Una por el pueblo de Anguiano donde nos esperaba el ser vivo mas longevo de La Rioja, el gran Tejo Milenario de Anguiano. Y ademas podíamos llegar también junto al centenario castaño que hasta tiene nombre propio, le llaman la Nisia y que se encuentra en el barrio de Las Cuevas. Mediavilla y Eras son los otros dos barrios de Anguiano.
Finalmente entramos por la segunda alternativa, desde el pueblo de Neila, que en principio iba a ser un lugar de paso para convertirse en un lugar que nos costó abandonar. Culpa de ello fue la gran acogida de Javier que regenta el hotel Villa Neila y que acoge a las autocaravanas en su aparcamiento. (Video entrevista a Javier)
También D. Antonio, el viejo profesor de Geografía e Historia, tuvo culpa en nuestro retraso en abandonar la pequeña villa que da nombre al conjunto de Lagunas Glaciares del Neila. Lagunas que conforma el Parque Natural de las Las Lagunas Glaciares del Neila, rodeadas de picos de 2000 metros de altitud y que hacen del lugar un rincón único y aun hoy poco masificado. Existen tres accesos posibles, y de la dureza de su rapas dan buena cuenta los ciclistas que suben a ellas en la Vuelta a Burgos.
A Don Antonio le vimos acercarse despacio, ayudado de dos bastones que le daban independencia física. Con él charlamos sobre la verdadera historia del Cura Merino, de las Picotas convertidas en Rollos Jurisdiccionales, también de si Valpuesta o San Millan de la Cogolla y…
¡Que gustazo hablar con alguien tan culto! Esa charla sosegada con Antonio, como nos insistió que le llamásemos, la plasmare en Un domingo con Historia.
Tocaba seguir ruta.
De Neila sale la carretera que nos lleva a nuestro primer destino en tierras riojanas, Villavelayo, pueblo que pertenece a las Siete Villas. La carretera es una carretera secundaria, sin arcén, con una zona de estrechamiento en el desfiladero cercano a Neila, Carretera estrecha y bacheada que nosotros pasamos por gusto pero que es una via de comunicación necesaria para estos pueblos.
Las Siete Villas son todo un acierto de destino, pero sobre todo en estas fechas en que las carreteras no están tan frecuentadas, en épocas de mucha afluencia deben ser una autentica tortura.
Pero, ¿por qué hablar de Las Siete Villas?
De forma resumida diremos que es una organización comarcal que nació a finales del siglo XVI, allá por el 1584. En aquel año quedó firmado el Acta Fundacional de las 7 Villas.
Nuestra ruta comienza mal con Villavelayo, ni un solo lugar para poder aparcar la autocaravana en el pueblo que llaman de los puentes, llamado asi porque en ese lugar se unen dos ríos, el Neila que nos había venido acompañando desde su nacimiento en un cueva en Neila y el Canales que nace unos kilometros mas adelante.
Imposible del todo aparcar también en su ermita junto a la carretera, Ermita de Santa Áurea, por cierto santa nacida en este pueblo y única santa nacida en La Rioja.
Después de intentarlo por segunda vez y preguntar a algún vecino nos damos por vencidos, algo que nos ha pasado pocas veces en tantos años viajando en autocaravana.
Avanzamos hasta Canales de la Sierra, solo nos separan 4 kilómetros y es otra de las Siete Villas. Cuando ya se adivina el caserío vemos a nuestra izquierda un cartel de área de autocaravanas. Área de muy reciente creación en la que decidimos aparcar, cuenta con todos los servicios incluida luz eléctrica, lo único que no tiene es nada de cobertura, al menos de Vodafone. En el pueblo nos comentan que la cobertura es solo de Movistar. Un sin sentido porque un pueblo más allá la cobertura es Vodafone, en otro la señal puede ser de Orange, todo un calvario para el que vive en este territorio y necesita cobertura en sus trayectos de visitas obligadas o de ocio.
Si llegábamos a Canales de la Sierra con una sensación amarga por no haber podido recorrer las calles de Villavelayo, enseguida nos cambio el animo, solo nos hizo falta pasear el pueblo y conocer a algunos de los canaliegos que nos encontramos.
Canales de la Sierra es un pequeño pueblo que se situá al pie de la Sierra de la Demanda, en este lugar se sabe que estuvo el asentamiento romano conocido como Segeda Restitura Augusta, allá por los siglos II y III. ¡Madre mia! Entre minas, calzadas, mansio y ciudades, los romanos no dejaron ningún lugar de la península sin explorar.
Al caserío serrano se suma, para realzar su belleza, el rio Canales que nace en la población y que tiene un corto recorrido en solitario porque en Villavelayo se une al Neila. ambos juntos cambian de nombre y pasan a ser el Najerilla.
Enseguida nos llama la atención la iglesia de San Cristóbal, construida sobre un pequeño cerro desde donde domina la población. De esta iglesia se tiene constancia desde principio del siglo XII y en su construcción se aprecia la influencia del románico asturiano. Eso si, como pasa en la mayoría de lugares solo podemos admirarla por fuera. Hace años cuando encontrabas un templo cerrado se solventaba con alguna vecina que tenia la llave, ahora es mucho mas complicado, bien por falta de vecinos, bien por reticencias al forastero. Además parece que el Covid llegó para quedarse en lo que algunas normas se refiere y cerrar monumentos e iglesias o clausurar fuentes es algo que se hizo a principio de la pandemia en 2020 y en septiembre de 2022 sigue vigente en muchas poblaciones.
Bajando de la iglesia nos cruzamos con un paisano que andaba vareando un peral, creo que las peras no estaban muy contentas y decidieron mantenerse en el árbol. De vuelta en la carretera que cruza el pueblo y se convierte en la calle principal, encontramos un grupo de vecinos que rodeaban una furgoneta, enseguida supimos que era el panadero. Como no podía ser de otra forma, nos paramos para poder comer pan reciente. Algo que en estos pueblos se complica, la mayoría no tienen tienda y es necesario coincidir o esperar a que pase la furgoneta del pan.
Entablamos conversación con una de las mujeres que esperaba su turno y enseguida nos advierte que no podemos pasar de largo la Torre del Reloj y su Papa Moscas. Después continua con una queja, piensa que el ver el pueblo tan vacío nos decepcionara, y añade:
_Ya se han ido los veraneantes, quedamos poco mas de 25 vecinos, una pena para un pueblo que tiene hasta teatro. Miren, vengan, ¿ven allí?_ Según nos lo dice camina para señalar una bonita torre coronada por un reloj y debajo de él, asomando entre burlona y triste, una cara blanca con una boca cerrada.
_Allí en la torre que les dije antes, en la Torre del Reloj, está el Papa Moscas. ¿Lo ven? y al lado el viejo Teatro. Viene mucha gente a verle, tiene muchos años pero hace poco “se le dio un buen lavado de cara”.
Nos despedimos de la mujer y tras comprar el pan y unos dulces nos dirigimos hacia el teatro, que en 2021 cumplió, nada menos que, 250 años.
Tuvimos la suerte que un empleado del ayuntamiento nos abriera las puertas de este antiguo corral de comedias. Una construcción increíble, nos dice nuestro guía particular que en tiempos, cuando la población rondaba los mil habitantes llegó a tener hasta compañía estable de teatro.
¡Madre mía! Cuantos tesoros se esconden en nuestros pueblos. Y cuantas ganas de reflotar joyas como ésta tienen las personas pegadas a su tierra. Y es que fue un grupo de vecinos quienes se empeñaron en que el teatro volviese a estar en funcionamiento. Un teatro que en los años 50 también fue cine, después con la despoblación le llegó el abandono. Pero ahora con los 250 años cumplido ve como se vuelve a alzar el telón mientras en la platea vuelve a llenarse de canaliegos y forasteros.
Bajando de la iglesia nos cruzamos con un paisano que andaba vareando un peral, creo que las peras no estaban muy contentas y decidieron mantenerse en el árbol. De vuelta en la carretera que cruza el pueblo y se convierte en la calle principal, encontramos un grupo de vecinos que rodeaban una furgoneta, enseguida supimos que era el panadero. Como no podía ser de otra forma, nos paramos para poder comer pan reciente. Algo que en estos pueblos se complica, la mayoría no tienen tienda y es necesario coincidir o esperar a que pase la furgoneta del pan.
Entablamos conversación con una de las mujeres que esperaba su turno y enseguida nos advierte que no podemos pasar de largo la Torre del Reloj y su Papa Moscas. Después continua con una queja, piensa que el ver el pueblo tan vacío nos decepcionara, y añade:
_Ya se han ido los veraneantes, quedamos poco mas de 25 vecinos, una pena para un pueblo que tiene hasta teatro. Miren, vengan, ¿ven allí?_ Según nos lo dice camina para señalar una bonita torre coronada por un reloj y debajo de él, asomando entre burlona y triste, una cara blanca con una boca cerrada.
_Allí en la torre que les dije antes, en la Torre del Reloj, está el Papa Moscas. ¿Lo ven? y al lado el viejo Teatro. Viene mucha gente a verle, tiene muchos años pero hace poco “se le dio un buen lavado de cara”.
Nos despedimos de la mujer y tras comprar el pan y unos dulces nos dirigimos hacia el teatro, que en 2021 cumplió, nada menos que, 250 años.
Tuvimos la suerte que un empleado del ayuntamiento nos abriera las puertas de este antiguo corral de comedias. Una construcción increíble, nos dice nuestro guía particular que en tiempos, cuando la población rondaba los mil habitantes llegó a tener hasta compañía estable de teatro.
¡Madre mía! Cuantos tesoros se esconden en nuestros pueblos. Y cuantas ganas de reflotar joyas como ésta tienen las personas pegadas a su tierra. Y es que fue un grupo de vecinos quienes se empeñaron en que el teatro volviese a estar en funcionamiento. Un teatro que en los años 50 también fue cine, después con la despoblación le llegó el abandono. Pero ahora con los 250 años cumplido ve como se vuelve a alzar el telón mientras en la platea vuelve a llenarse de canaliegos y forasteros.
Frente al teatro vemos la antigua picota ya reconvertida en rollo jurisdicional.
Decidimos pasear por las calles del pueblo y nos encontramos algunas casas blasonadas, y otras de nueva construcción pero guardando una uniformidad que hacen que el pueblo se vea muy, muy bonito.
En una zona verde junto al cauce del rio nos fijamos en una antigua cabina y vemos que comparte espacio con pequeño parque infantil. Allí encontramos un hombre joven con una niña que disfruta de los columpios en soledad, ninguna niña mas. Le preguntamos si aun funciona la cabina, nos dice que no pero, que se ha convertido en un lugar entrañable.
La conversación se alarga, algo que nos pasa la mayoría de las veces, nos cuenta que solo tienen dos horas de medico a la semana y una hora de ATS. No existe escuela y su pequeña, que comienza el colegio, tiene que llegar hasta Viniegra de Abajo para acudir con otros ocho compañeros al aula del CRA, o lo que es lo mismo el Colegio Rural Agrupado. La pequeña es la única alumna de todo Canales.
Para comprar tienen que ir a Salas de los Infantes, 35 o 403 kilómetros depende de la opción que se tome. También van a comprar a Quintanar de la Sierra, 30 kilómetros pasando por Neila.
En fin… Nos despedimos y como siempre nos pasa nos quedamos pensando en que el medio rural en estas condiciones es solo para valientes. Nosotros nos quejamos del firme de una carretera, o de si es mas o menos ancha pero las personas que habitan estos pueblos, las sufren cada día, sus hijos se trasladan por ellas en transporte escolar …
Sin comentarios, al fin y al cabo este es un relato de un viaje por una comarca que nos está brindando paisajes bonitos y de momento el pueblo que hemos visto nos ha encantado. Seguramente volveremos a Canales, un pueblo del que nos despedimos sabiendo que nos falta algo, y es que nos hubiese gustado poder asistir a una interpretación de teatro de nuestros clásicos, o de el Brujo que nos contaron que estuvo sobre ese escenario este pasado verano.
Volvemos a la carretera, aunque el área de autocaravanas es magnifica el no tener ni gota de cobertura es un empujón para irnos, y es que tener una madre de mas de noventa años obliga a estar localizable.
Volvemos a pasar por Villavelayo, aun tengo la ilusión de poder aparcar, al menos para ver la iglesia de Santa Maria, no siempre se está cerca de una iglesia que se puede datar entre los siglos VI y VII, con un totum revolutum de estilos arquitectónicos, visigótico, mozárabe y románico.
Rubén que me conoce intenta en la misma carretera pegarse a una casa que parece no estar habitada, me invita a que baje a ver la iglesia y dar una vuelta por el pueblo pero, no es posible, la autocaravana ocupa mucha parte de la via, así que otra vez sera Villavelayo. Nuestro viaje por las 7 Villas se convirtió en ese momento y para nosotros en el de las 6 villas.
Nos dirigimos a Mansilla, eso si, Mansilla la nueva porque la antigua Mansilla fue cubierta por las aguas del embalse que lleva el nombre del pueblo enterrado.
A medida que avanzamos la carretera comienza a tener un firme mas bacheado y desde que abandonamos Villavelayos también se ha estrechado. El Embalse, al igual que muchos otros del país, muestra signos de la enorme sequía que nos acompaña este año. La falta de lluvias, la escasez de nieve en el invierno pasado y las altas temperaturas, que convierten la evaporación también en un problema, hacen que algunas partes de Mansilla la vieja asomen entre las aguas.
A lo largo del camino comenzamos a ver alguna pintada en contra del Parque Natural. El futuro parque se llamará del Alto Najerilla y tiene a parte de la población de las 7 Villas en contra. A esas pancartas se suman las de Lobo NO.
Llegamos a Mansilla la Nueva, población ésta de mediados del pasado siglo; nos decidimos a estacionar en un apartadero junto a la carretera, hemos visto un pequeño arco a la entrada y no nos arriesgamos, desde la carretera no alcanzamos a saber que altura tiene. Luego supimos que había sido instalado allí tras ser trasladado piedra a piedra desde su antiguo emplazamiento. Y recordé la iglesia visigoda de San Pedro de la Nave en Zamora, también fue trasladada piedra a piedra para que no fuese cubierta por las aguas del embalse de Ricobayo.
Un vecino nos cuenta que el pueblo que fue cubierto por las aguas tenia hasta farmacia, que a principios del pasado siglo XX contaba con 600 vecinos y que el ganado se contaba por miles, otro vecino, que está sentado junto a él, interviene y dice que eran mas de 10.000 las cabezas de ganado que había en el pueblo. Apunta también este segundo vecino que:
_Aquí teníamos hasta cuartel de la Guardia Civil y hasta había Juzgado. Fíjense ustedes si eramos importantes. En Mansilla estaba la que se conocía como la Casa de la Isla. _El primer vecino asentía a lo que nos estaba contando su compañero de banco.
_Y ¿qué era la Casa de la Isla? En esta ocasión mi pregunta quedo enseguida contestada por el primer vecino.
_Era la ley de las Cinco Villas. Cosas de leyes que la gente como nosotros no entendemos.
_Bueno, de las cinco Villas y del valle de Canales, no se te olvide. _Eso lo decía el vecino que ya supimos que le gustaba apuntillar lo que decía su amigo.
_Y ¿tienen aquí para muchos días?
_Estamos de paso comentamos casi a la vez Rubén y yo.
_En nuestro pueblo, en el de nuestros abuelos hubo hasta un templete de música, el primero y único de toda la sierra.
_Y diles, cuéntales la miseria que pagaron a los nuestros por dejarlos sin tierras y sin casas, porque ¡las tierras de abajo si que eran buenas para la huerta! …
Nos cuentan que fue una vergüenza lo que pagaron a las familias. 60.000 pesetas de indemnización por casa y huertas, y las casas nuevas a pagar por ellas 300.000 pesetas. ¿Es o no es una canallada? Nos preguntaron los dos casi a la vez. Como si esta conversación que hoy estaban manteniendo con nosotros la hubiesen tenido otras veces.
Nos relatan la escena de como la Guardia Civil, en una Semana Santa, en concreto un domingo de Ramos, obligó a salir del pueblo a sus padres y a otros vecinos que aun se resistían a abandonar la vieja Mansilla. Nos aseguran que el agua ya llegaba hasta las casas. ¡Las huertas ya estaban cubiertas de agua! Nos dijo uno de ellos con los ojos vidriosos.
_Llegamos a un pueblo con el mismo nombre pero no era nuestro pueblo, hasta la iglesia se hizo nueva, se salvo la ermita de Santa Catalina, que dicen los que saben que tiene muchos años.
Y claro que tiene años pensé yo, es una coqueta ermita románica, del siglo XII. Y fue en ese pequeño templo donde se descubrió una pequeña cruz, se la conoce como Cruz Procesional de Mansilla. Está fechada en 1109 y en ella no se representa a Cristo crucificado, aparece el Tetramorfos y en la parte trasera está adornado con elementos vegetales. Es de las cruces mas bonitas del románico en nuestro país. Nosotros la vimos en Burgos en la exposición “El Cid, del hombre a la leyenda” en relación a la conmemoración del VIII centenario del Cantar del Mio Cid.
Uno de los hombres nos relata el sentimiento de aquella primera noche en el nuevo Mansilla:
_Yo aun recuerdo que aquella maldita noche escuché llorar a mis padres, yo me tapé la cara con una almohada sin funda, me hice el dormido porque no queria ni hablar con mis dos hermanos, se que me quedé dormido después de llorar y llorar y de escuchar como también lloraban los mas mayores.
Aquellos niños de entonces ya no volverían a jugar entre las casas de piedra del pueblo, ni a recorrer las calles empedradas, ni a jugar entre los puentes del rio Gaton, ni acompañar a sus padres a regar las huertas, tampoco volverían a ir a refrescarse en el rio Najerilla.
Con pena, me hablan del enorme frontón, de la plaza, de tal y cual calle… Una tristeza que se repite y que solo entienden los que han visto su tierra, su casa, su historia y sus muertos ahogarse en embalses que llevan la riqueza lejos y dejan la pena pegada a sus aguas.
Nos despedimos de los dos abuelos que amablemente nos han abierto el corazón y lo hacemos sin preguntar por las pancartas de No al Parque, No a los lobos, Rubén y yo nos hicimos una señal como de dejarlo pasar.
Ya en la autocaravana comento que tengo que releer el libro de El rio de la ya fallecida Ana Maria Matute, ella lo escribió tras volver a Mansilla, el pueblo de sus abuelos, donde ella había pasado parte de su niñez y ya no existía, el nombre de Mansilla lo tenia ahora un conjunto de casas blancas que a ella ya no la transmitían nada. Siempre es bueno volver a leer en este caso a una Premio Cervantes y a la que fue la letra K en la Real Academia Española.
Seguimos camino, y cuando el embalse llega a su fin y el rio Najerilla vuelve a ser rio, por arte de magia, se acaba el mal estado del firme de la carretera LR-113 que nos había acompañado durante los kilómetros que tuvimos como compañero inseparable al embalse, ademas ésta se hace hasta ancha.
La carretera nos deja en la Venta de Goyo, un lugar donde han acondicionado una zona recreativa junto al rio, también existe un surtidor de gasolina y es un lugar de encuentro y de parada de moteros. En este lugar Los Picos de Urbión y la Sierra de la Demanda se entrelazan, un lugar que desde 193o permanece abierto y donde también se dan cita pescadores y cazadores. Su plato típico son las judías de Anguiano.
De allí sale la carretera hacia las Viniegras, la de Abajo y la de Arriba, y antes de llegar a Viniegra de Abajo un desvío también llega hasta Ventrosa. Tres pueblos de las 7 Villas.
Llegamos a Viniegra de Abajo y aparcamos ya a las afueras, frente al Refugio Urbión, hemos preguntado a la mujer que lo gestiona y nos dice que sin problemas. En verano se suelen habilitar varios aparcamientos alternativos, ahora en septiembre es fácil aparcar.
La verdad, sabíamos que llegábamos a un pueblo con la calificación de uno de los 100 mas bonitos de España pero no esperábamos tanto como nos ofreció.
La carretera que atraviesa el pueblo, desde un principio hasta el final, está flanqueada de impresionantes por algunas imponentes casas de indianos, la mayoría de ellos hicieron “Las Americas” en Argentina, alguno también en Chile. También hubo quien hizo fortuna en Sevilla.
Recorriendo la Calle de los Indianos que coincide con la carretera LR-333 que lleva a Viniegra de Arriba, encontramos a la que luego supimos que era nieta de Nicanor, quien trabajó en la Casa San Miguel en Buenos Aires. Nos la encontramos junto a la casa familiar, la Casa Villar. La casa que su abuelo mando construir en 1904. Nos cuenta que su abuela, que nunca había salido de su pueblo, salió de Viniegra de Abajo a celebrar su Luna de Miel en Paris. Su abuelo se había ido a Argentina de bien joven, y ya era comercial comprador para la Casa San Miguel, viajaba con regularidad a Barcelona y París. Acordó la fecha de su boda para cuando él tenia que viajar a Paris para hacer compras de tejidos para la nueva temporada y ampliar el muestrario que se vendería en Buenos Aires. Nos cuenta su nieta con mucho orgullo que Nicanor, su abuelo, había llegado hasta la capital argentina de la mano del Viniagres que fundó allí los almacenes mas elegantes de toda la capital. La casa de Nicanor Villar fue la primera que se construyó en el nuevo eje principal de Viniegra, lo que hasta entonces era un camino que permitía el paso a las huertas se iba a convertir e una calle donde quedara plasmado en las edificaciones el status y la riqueza adquirida en tierras lejanas.
Creo conveniente antes de proseguir hablar de Elias Romero y la anteriormente citada Casa San Miguel. Sin él es posible que este relato no seria posible, porque quizás no existirían las casas de los Indianos que un dia fueron en busca de fortuna. Elias Romero embarcó hacia Argentina en el año 1857, ese año junto a otro viniagres funda en Buenos Aires una pequeña tienda. Pasan algunos años, hasta que el 1871 Elias funda él solo la Casa San Miguel. Está situada en el centro de la capital argentina, cerca de la Plaza de Mayo y aun paso de la city financiera. El nombre de San Miguel no es casual, se debe a que frente al edificio se encuentra la iglesia San Miguel Arcángel. Logra, por el genero que vende, llegado desde Paris y Barcelona, convertirse en todo un referente de la moda europea en la capital argentina. Llegó a estar considerada como una de las tiendas mas importantes de toda Sudamerica. El edificio era de los mas importantes en el estilo Art Noveau de Buenos Aires, el arquitecto que lo consiguió se llamaba José Julián García Núñez. Un edifico elegante, lujoso y cómodo.
La nieta de Nicanor, nos cuenta que D. Elias, se llevaba a la Argentina a los chavales que acababan la escuela y querían probar fortuna. Una vez en Buenos Aires pasaban a trabajar con él, con una condición, les guardaría la mitad del salario, hasta que él creyera que ya tenían capital suficiente para que “volaran solos”. Fue por tanto un empresario que gustó de incorporar junto con la labor filantrópica la utopía social de principios del siglo XIX.
Fueron muchos los viniagreses que se formaron allí como comerciantes. Algunos como Nicanor hicieron como trabajadores de San Miguel el capital suficiente para vivir con holgura en España. Otros iniciaron sus propios negocios. Aquellos jóvenes que fueron a trabajar en la Casa San Miguel se les conocía en Viniegra como “Los Americanos”.
Y claro, como nos dice la nieta de Nicanor, al regresar a su pueblo era normal que dejaran constancia de lo conseguido. Construyeron sus casas en lo que hoy es la Avenida de los Indianos. Nos despedimos de la nieta de Nicanor y seguimos paseando el pueblo.
Según vamos conociendo la historia de las casas comprobamos que la mayoría de sus propietarios trabajaron en la Casa San Miguel, es el caso de Pedro Juan Manzanares. En Buenos Aires aquel chaval que había nacido en Berceo se convirtió en representante de San Miguel. Allí comenzaría su fortuna, se casó con una viniagresa y aunque al volver a España construyeron la casa familiar en Sevilla, en Viniegra de Abajo quisieron construir una replica donde pasar los veranos, es la llamada Casa Manzanares.
Higinio Montalvo fue otro viniagres que se inicio en la carrera de comercio en Casa San Miguel. Después se establece por su cuenta y crea la Compañía Luzárraga-Montalvo junto a Graciano Luzárraga que también había nacido en Viniegra de Abajo. Higinio a la vuelta de Argentina mando construir su casa en 1931, es la llamada Casa Montalvo donde pasaba los veranos, el resto del año vivia en Madrid.
La última casa de indianos construida en Viniegra fue la Casa Montero, se termino en 1941. Miguel Montero también se formó en Casa San Miguel y cuando hizo fortuna regreso a España, mando construir esta casa donde pasaban largos veranos. Como curiosidad decir que construir la casa le supuso un desembolso de 63.289.60 pesetas.
En la Avenida de los Indianos cabe también destacar la Casa Sangrador, fue mandada construir por Nemesio Sangrador en 1922. Nemesio alterno su vida en Argentina con París, el junto con su esposa Claudia Mendizabal trajeron el agua corriente a Viniegra de Abajo. En 1929 las casas de Viniegra tenían acometida de agua corriente, incuso en aquellas casas con pocos recursos también fue posible gracias a la generosidad de D. Nemesio. Por aquellas fechas, cuando en Viniegra de Abajo comenzaron a tener el grifo en cada casa, muchos municipios españoles, mucho mas importantes y con mas población, no disponían de acometida de aguas.
Villa Emilia, es otra de las casas que podemos admirar en un recorrido por la avenida. Fue mandada construir por Domingo Sangrador y fue un regalo para su esposa italiana, Emilia Ferro. Éste viniagres hizo fortuna en Argentina, en el primer tercio del siglo XX y fue un gran benefactor de Viniegra de Abajo.
Otro viniagres que hizo aquí su casa fue José Santos Tornero. Había nacido en en 1808, pronto marcho a Sevilla y allí aprendió lo necesario del comercio. Después marcharía a América pero su destino sería Chile donde abrió una de las primeras librerías chilenas, después se convirtió en editor y paso a ser propietario del periódico El Mercurio, uno de los periódicos mas antiguos de América y el mas antiguo en castellano.
Y son palabras de Santos Tornero:
“todo hombre honrado y laborioso, dedicado a las tareas de la industria o del comercio, aunque no haya tenido la fortuna de haber adquirido una adelantada instrucción universitaria, si su educación ha sido esmerada y correcta puede contribuir a los progresos efectivos y útiles de un país, más efizcamente que el hombre de vasta instrucción, pero no bien educado. La instrucción sin la buena educación suele producir amargos frutos”.
No podemos olvidar que este pueblo junto con Viniegra de Arriba en 1930 tenían las tasas de alfabetización mas altas de La Rioja, incluida su capital, también superaba la media nacional. Sin duda algo tendría que ver también Venancio Moreno, el fue emigrante en Andalucía, donde hizo fortuna. En 1907 se iniciaron las obras de la escuela de Viniegra de Abajo gracias a la donación de D.Venancio. como le nombra una vecina que nos habla de él con gran gratitud. En concreto 40.000 pesetas que había dejado en su testamento, y fueron sus albaceas los que se encargaron del que el dinero fuese para la construcción de Las Escuelas.
Hasta que un años después se inauguro al escuela, los viniagreses estudiaban en casas particulares o en algún local habilitado para tal fin. En 1915 la escuela se incorporo a las Escuelas Nacionales.
Y la Asociación protectora de Viniegra una vez cubiertas necesidades como agua corriente, saneamiento o enseñanza, decidieron impulsar en 1934 el lavadero publico que no vería finalizadas las obras hasta 1945.
A lo largo de nuestros paseos por Viniegra, pudimos hablar con algunos vecinos e incluso con dos de sus alcaldes, con ellos descubrimos un pueblo con un pasado fabuloso pero aun nos quedaba por descubrir un Espacio Cultural increíble, el espacio VACA. Viniegra Asociación de Cultura y Arte.
En una antigua cuadra de una casona serrana de finales del siglo XIX y rodeada de huertas es donde se sitúa este singular espacio expositivo. De la mano de su Presidente, Pablo Barnáldez recorremos una exposición denominada Notas del subsuelo. Ya habíamos visto en el lavadero una parte de la obra expuesta, un vestido de organdí colgado de forma casi mágica y, gracias a un mecanismo escondido, goteando agua constantemente, goteo que se acompaña por una música envolvente que convierte el espacio en un lugar para sentarse a leer o pensar. Es una obra de Carin van der Molen y Patrick van Boeckel que tienen expuesta su colección “Notas del subsuelo, en el espacio VACA. Con su obra logran llevarnos a un mundo donde los objetos cotidianos se convierten en elementos únicos, vestidos para la ocasión con disfraces blancos que consiguen esconder la utilidad primaria y hacen volar la imaginación de los visitantes. Y si fuera poco, la imaginación sigue volando cuando nos encontramos con videos que toman vida propia al ser proyectados en tinajas, o encajes; es entonces cuando las estancias que un día fueron lugar de cobijo de bestias se convierten en un lugar que sirve de pista de despegue para nuestra imaginación.
Y a medida que conocemos cada pueblo de este país, tenemos mas claro que pasar por ellos de forma acelerada es perderse la historia de sus gentes y de “sus piedras”.
Después de dos días en Viniegra que en estos idas ya ha perdido a la mayoría de sus vecinos que aquí veranean, solo es necesario ver las casas que ya están cerradas, decidimos ir hasta Ventrosa, y los hacemos caminando porque nos han aconsejado el paseo, por lo bonito del paisaje.
Ventrosa, al que yo llamé el pueblo de las puertas y los candados, tuvimos que pasar tres puertas para entrar al municipio, una en lo que intuimos que era donde ambos términos municipales se unían, el de Viniegra y el de la propia Ventrosa. Suponemos para que las vacas de un pueblo no pasan al otro. Otra puerta, al llegar a la ermita del Cristo, situada junto al parque a la orilla del rio Ventrosa. Y la tercer puerta cuando cruzamos el puente sobre el rio y abandonamos la pequeña zona verde.
Vimos uno de los dos lavaderos, cerrado con candado, al segundo que estaba en la parte mas alta del pueblo ni llegamos, ya nos dijeron que también tenia candado. Cerrada también habíamos encontrado la ermita del Cristo.
Cuenta con una piscina municipal estupenda, eso si la pillamos cerrada pero, en esta ocasión por ser ya septiembre.
Cuando íbamos en busca de la Iglesia de San Pedro y San Pablo que está en la parte alta del pueblo, y que por cierto, ¿sabéis qué? Que estaba cerrada, encontramos un pabellón deportivo, de muy nueva construcción, combinado madera y acero, en esta ocasión su puerta estaba abierta, nos llamo la atención para un pueblo tan pequeño pero nos dijo un vecino que si, que se le saca provecho.
Alguna casa blasonada vimos y el paisaje serrano que rodea al pueblo es increíble, tan increíble como donde han colocado la torre de su reloj. Situada en lo alto de un risco, al que llaman el Castillo, puede ser vista desde los dos barrios que conforman este municipio, tiene cuatro esferas y da las horas en punto y las medias. El reloj lo corona la campana que comparte espacio con una veleta y con el pararrayos. Nos dijo un vecino, de los pocos que vimos, que había que darle cuerda cada cierto tiempo. ¿Nos tomaría el pelo?
Nos vamos a rellenar la cantimplora hacia la que llaman la Fuente del Emigrante, en este pueblo Chile fue el país escogido por los ventrosinos para hacer las Américas.
Y hablando de tiempo, si disponéis de él, también es posible llegar a Ventrosa con una excursión desde el que llaman Puente de Hiedra, viendo el puente no es difícil saber el por qué de su nombre. El puente está situado en la carretera LR-113 que es la que traíamos desde Mansilla. En esa ruta senderista podremos atravesar la zona boscosa que llaman del Cerro Urbaña, donde podremos ver hayas, tilos y avellanos. Si optáis por subir en autocaravana son pocos los lugares para poder aparcar.
Aun nos quedaba por conocer Viniegra de Arriba, un pueblo que días antes de estar en las 7 Villas estuvo en algún titular de prensa porque en una inmensa sima del municipio había sido arrojado un hombre previamente asesinado. No era una carta de presentación muy entrañable, pero tanto Viniegra de Abajo, como Viniegra de Arriba pertenecen al selecto grupo de los pueblos mas bonitos de España.
La carretera de acceso parte del Viniegra de Abajo, junto al Albergue Neila, es una carretera estrecha, de montaña y con circulación de vehículos ganaderos.
Hacia muchos años que habíamos pasado desde Soria hasta La Rioja y lo hicimos por el que llaman el Puente de Nieve de Santa Ines. No recordamos nada.
Según ascendamos a Viniegra de Arriba dejaremos al lado derecho el Área recreativa Charco de las ranas, después y también a la derecha dejaremos el Refugio de la Vega. Encontrareis también una señalización a las Lagunas de Urbión y a la ermita de San Millan.
Lo primero que nos encontramos al llegar a Viniegra de Arriba es el cementerio, también la iglesia de la Asunción donde destaca su coro del siglo XV. Es este el pueblo mas alto de las 7 Villas, se encuentra a 1882 metros y con cumbres a su alrededor que se acercan a los 1800 metros, el Pico Urbión destaca sobre todos con su 2228 metros.
No habremos andado mucho cuando podemos llegar a la ermita de Santa Maria Magdalena. La carretera LA333 comienza a estar paralela con la calle Real justo donde nos encontramos la fuente de los 3 Caños. Cuando llegamos al final del pueblo es hora de volver callejeando por sus calles empedradas hasta llegar al ayuntamiento que se encuentra presidiendo una plaza algo irregular.
En este pueblo nos podremos encontrar con algunos de sus vecinos, que por cierto no son viniagreses, son noguerones, y ese gentilicio es por la cantidad de nogales que existen en los alrededores del pueblo. Vecinos que nos cuentan que la escuela en la que aun se conservan pizarra, pupitres y diverso material didáctico cerro hace 50 años. Nos comentan de un juego muy particular, el juego de la Tuca, una especie de petanca o algo parecido entendí yo por las explicaciones. Nos indican que a poco menos de 500 metros, en el que se conoce como Collado de San Miguel se puede admirar una necrópolis romana datado en el siglo I. El hallazgo lo hizo un catedrático de historia nacido en este pueblo, D. Antonio Burgos Martinez.
.
Nos hablan también de la trashumancia y como es este pueblo junto con Brieva de Cameros, el que es el séptimo pueblo de las 7 Villas, los únicos en que aun se practica la trashumancia.
Por cierto tanto en Viniegra de Arriba como en Brieva tuvieron los primeros edificios propios dedicados a escuelas. Y en Canales ademas de Escuela de Primeras Letras tenían la Escuela de Gramática. Como se ve, las 7 Villas a través de las Asociaciones Protectoras cuidaban y mucho la educación de sus niñas y niños.
No temais a apurar las ultimas horas del dia, desde 1986 Viniegra de -Arriba cuenta con alumbrado publico, eso si, al igual que Viniegra de Abajo desde los años cuarenta del pasado siglo las casas contaban con acometida de agua y también existe un lavadero publico.
Es este un pueblo a evitar visitar en los meses de verano y fechas señaladas si se conduce una autocaravana, la falta de aparcamientos complica el viaje en exceso. Desde finales de septiembre se puede comenzar a escuchar la Berrea en estos montes.
Toca desandar lo andado volver a pasar por Viniegra de Abajo, llegar hasta la Venta de Goyo, y alli debemos girar a la derecha, dejaremos el puente de Hiedra al que me he referido anteriormente, y al llegar al siguiente puente, el que llaman Puente Mocho parte la carretera LR-232 que deja en Brieva de Cameros, bien podría formar parte con ese nombre de las 13 Villas pero no, es parte de las siete.
Son ocho kilómetros por una carreterita … Era un lugar en el que tenia pendiente, intentar conocer a uno de sus pastores, a Jon, resulta que se va, justo fue la Última Picada. Así que no habrá posibilidad de verle con las ovejas y sus mastines en la montaña de Brieva. Era uno de los objetivos de este viaje.
Como ademas nos parece que existe muy poco aparcamiento, y la ruta de las 13 Villas la tenemos pendiente de realizar, decidimos no llegar al ultimo pueblo que nos faltaba en el recorrido.
Nos esperan otros destinos en La Rioja pero eso será en otro articulo.
Si te ha gustado el articulo, nos encantaría que no lo dijeras en algún comentario. Si compartes, por favor hazlo nombrando la autoría.
Fantástico!
Gracias por comentar, ha tenido muchas descargas y muchas lecturas pero poca gente decide hacer un comentario. Un abrazo Mangnolia