Huesca

una ciudad para descubrir

Nos gusta viajar sin que nuestras rutas sigan la moda o a quienes marcan el ritmo y la tendencia. Disfrutamos dejando que nos adelanten los turistas de mapa con señales marcadas en oficinas de turismo.

Nos paramos a pensar, por ejemplo, en quien vivió en ese lugar fuera de enfoques fotográficos. Allí, en una calle de paso y que sin embargo pocos se detienen y miran. Dejamos volar la imaginación y pensar en como sería ese salón cuyas paredes han quedado a la vista de cualquier paseante. Imaginar las cortinas de grandes ondas cubriendo los cristales de las ventanas que ya no existen. Las mesas auxiliares, repartidas por la sala, con macetas de calas de un verde brillante. Los sillones tapizados de fuertes cretonas. Las sillas de madera torneada rodeando una gran mesa vestida con un pesado mantel bordado. Imaginar sus suelos de madera encerada que se convertían en auténticos chivatos de la actividad del lugar. Techos altos, muy altos… O quizás, esas paredes pintadas nunca pertenecieron a un salón y fueron, tal vez, la habitación de un matrimonio. O la sala de juegos de unos hermanos, o la librería donde se leían los clásicos…

Casa en una calle de Huesca. Agosto 2021

Y como no, en el viaje, disfrutamos del placer de sentarse en un claustro, sin prisas, a no hacer nada. Admirando, tan solo, esos capiteles que fueron fuente de información en los años del rico arte románico. Ese es el caso de IGLESIA DE SAN PEDRO EL VIEJO, construida en el siglo XII es una clara representación del románico aragonés.

En nuestros viajes nos gusta hablar, o como a mí gusta decir, charlar y empatizar con quiénes te encuentras en tus visitas. Alguien que te cuenta como fue su infancia en la que hoy es la tienda de ultramarinos más antigua de España, La Confianza.

Allí, entre antiguas y enormes latas, entre ellas algunas de pimentón de doce kilos, porque en el siglo XIX y hasta bien entrado el siglo XX se vendía a granel, como las legumbres y hasta el atún en escabeche.

Interior de La Confianza

Nos gusta recorrer calles empedradas que algún día fueron el lugar de juego de la reina Petronila I de Aragón, allá por el siglo XII.

Murallas que ya sólo es posible admirar en una mínima parte de su longitud… Y un área de autocaravanas que acoge al visitante. Hoy hemos hablado de #Huesca y seguimos ruta al Vall de Boí.

Buena ruta.

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