La otra Raya
La comarca zamorana de Aliste guarda muchos tesoros y uno de ellos es la localidad de Riomanzanas atravesada literalmente por el arroyo del Fontano.
Por su parte en Portugal, y a poco mas de 4 kilómetros de Riomanzanas, tenemos una población llamada Guadramil, comparte nombre con el rio que riega sus huertas.
Fue esta población una aldea comunitaria donde se compartían el molino, la forja, las tareas agrícolas y el cuidado del rebaño. Y en este lugar es posible que, aun sabiendo portugués, os queden dudas al escuchar hablar algunos de los que allí viven si deciden hablar entre ellos con el dilecto de esa tierra, el Guadramilés, sin duda una lengua descendiente del llamado astur-leonés.
Ambos pueblos, el zamorano Riomanzanas y el bragantino Guadramil, guardan en común algo mas que la frontera hispano-lusa y el ser ambos lugares hábitat del lobo.
Nos tenemos que remontar al siglo XVI, concretamente al año 1538 y a los llamados conflictos en la Raya. Disputas territoriales entre la portuguesa Braganza y la zamorana Alcañices por los términos de Guadramil y Riomanzanas.
Escribe José Ignacio Martín Benito que: “Los hombres de Guadramil armados con lanzas, ballestas y arcabuces protagonizaron diversas acciones contra vecinos de Riomanzanas y también contra mercaderes que se dirigían a la feria de La Puebla de Sanabria. Todo ello obligó a la intervención del Consejo Real de Castilla, que envió un comisionado para entender sobre las diferencias entre ambas comunidades”.
Ya bien avanzado el siglo XVII, entre los años 1679-1681 el conflicto fue entre Guadramil y Santa Cruz de los Cuérragos, este último pueblo al igual que Riomanzanas perteneciente también a la comarca de Aliste. El valle de las Ferreiras fue la principal causa del conflicto, sus pastos y la bellota junto con la madera eran la riqueza a conquistar o conservar según el caso.
Fue precisamente en 1681 cuando el conflicto terminó con el asesinato del alcalde de Santa Cruz de los Cuérragos por parte de vecinos portugueses. El lugar de los incidente fue un encinar denominado de La Ribera. Allí vecinos de Santa Cruz se encontraba recogiendo bellotas para cebar a los cerdos y aquello fue es desencadenante de una reyerta en la que el alcaide intervino. Algunas mujeres al llegar los portugueses habían quedado con los niños en el lugar de la disputa por no poder cruzar el rio. El alcalde volvió a socorrerlas al ver que estaban siendo apaleadas y los vecinos de Guadramil le dispararon con un arcabuz que le produjo la muerte.
¡Madre miá! Los conflictos territoriales cuantas muertes dejan en el camino.
Si nos remontamos a la primera visita que nosotros hicimos a Guadramil, allá por los primeros años del 2000, he de contaros que cuando llegamos nos pareció que el camino que nos había llevado hasta allí nos había metido en un agujero del tiempo, un agujero que nos transportaba a los años cuarenta o cincuenta del pasado siglo en España. Aparcamos las bicicletas con las que habíamos ido desde Riomanzanas donde la autocaravana la dejamos aparcada.
Ante nuestros ojos una aldea de construcciones de piedra y pizarra que nos daba la bienvenida completamente en silencio, por saludo tan solo el que cruzamos con dos mujeres completamente vestidas de negro y sentadas sobre un escalón a la solana. Otra mujer, también enlutada, la vimos pasar bajando una calle con una carga de hierba a sus espaldas pero no escuchó nuestro saludo, tampoco el hombre que trabajaba junto a ella.
Aquella imagen se quedó grabada tanto y tanto en mi memoria que pasados los años fue la imagen que inspiro la portada del libro Súbete al paisaje, en Sayago. Mucho mas que los Arribes. Aquellas dos mujeres nos transmitieron aquel 2001 la misma imagen de los pueblos de Sayago que habíamos visitado previamente.
Dos mujeres que como un resorte se levantaron y se dispusieron, tras el saludo y el intercambio de dos o tres frases, a enseñarnos su pueblo, el molino, la herrería, el lagar y hasta el rio. Aquellas mujeres, lo mismo que otras muchas que nos hemos encontrado en nuestros viajes nos hablaban de su vida y de la historia, la que ellas viven o vivieron y también de aquella que solo supieron de ella por lo que les contaban o escuchaban.
Cuando hemos regresado en el 2021, hemos visto rincones del pueblo que se mantenían igual que los recordábamos y hasta el viejo molino, o el lagar seguían igual, y como en nuestro anterior viaje con las puertas abiertas para ser visitados. Ahora en este presente la poca gente que vimos también nos brindo conversación y, al igual que entonces, hicieron de magníficos anfitriones. Volvimos a ver puertas remendadas que cuentan silencios de vida e inspiran. (Enlace a la puerta remendada)
En cuanto a Riomanzanas en 2021 aparcamos nuestra autocaravana en el mismo lugar que a principios de los años 2000, junto al rio; algunas construcciones nuevas aun no variaban demasiado el caserío armonioso del pueblo. En aquel momento fuimos quizás la primera autocaravana que llegaba al lugar, con el tiempo algunos autocaravanistas portugueses gustan de visitar el lugar, tal como nos dice un paisano: “los españoles vienen menos con esos cacharros (lo dice señalando nuestra autocaravana) y eso que tenemos hasta piscina natural”.
Un lugar éste poblado desde hace mas de 2.500 años como atestigua el Castro de Riomanzanas, restos de la muralla que lo rodeaba con funciones defensivas se pueden apreciar en algunos tramos y da fe de los casi 2,50 metros de grosor que tenia.
Seguramente los romanos también pasaron por este lugar y a lo mejor hasta Viriato. Lo cierto es que de esas épocas poco sabemos. Lo que si que está documentado es que 1186 D. Pedro Rodríguez de Sanabria e hijo, donan al Abad de San Martin de Castañeda las propiedades de Riomanzanas. Es por tanto esa donación la primera vez que el nombre de Riomanzanas aparece escrito en un documento.
Cuatro años después es el propio rey Alfonso IX de León el que hace también donación de todas sus posesiones en Riomanzanas a favor de Menendo Rodríguez, de esta forma le pagaba los servicios prestados al propio rey.
Y pienso según escribo que tendré que investigar algo mas estos años de la historia de Riomanzanas. ¿Y si existió una causa, un desencadenante que propicio que se produjera una donación tras otra?
¡En fin sigamos! Os recomiendo el paseo por este pueblo con casas de piedra, corredores de madera, portaladas y emparrados que sombrean las tardes cálidas de verano, es adentrarse en una autentica postal de tipismo de los pueblos alistamos.
En general Sayago y Aliste guardan tesoros al alcance de aquellos viajeros que sepan buscar las raíces de estos lugares.
Y si hablamos de raíces en Aliste hay que hablar de campaneros y toques de campana, a “nublao”, a pedrisco, a fuego, a arrebato, a lobo, a fajina …
Y que bien suena la palabra fajina en estos pueblos zamoranos, un toque que llama al trabajo colectivo, al hoy por mi, mañana por ti y siempre por todos.
Y ojala el toque de fuego no hubiese sonado en Aliste, en La Culebra. Un fuego devastador que hirió gravemente a estas tierras, un fuego que tiñó el cielo de estos pueblos de naranja, que hizo que el humo no dejara ver las lagrimas de los mas viejos que veían arder el fruto de su trabajo y el de sus padres y abuelos; el llanto de los jóvenes que veían hipotecarse su futuro. El dolor y las lagrimas de todos por la riqueza material y paisajista perdida.
Estas tierras son tierras duras, sus gentes han mantenido el patrimonio y sus raíces y ahora disfrutarlas es pasear por su historia. Tengo anotado en mi cuaderno de “pendiente” ir a Figueruela de Arriba, que es de donde pertenece administrativamente Riomanzanas, y hacerlo en época de castañas para disfrutar de la fiesta del Tizón. Se celebra el día de Todos los Santos.
Una fiesta popular en la que se recoge leña en el monte y se subasta para que sirva de calor en las casas de pueblo en las noches del duro invierno. Cuando cae la tarde y la noche comienza a extender su manto de oscuridad en el pueblo, se hace una gran hoguera a la puerta de la iglesia, es momento de quemar las cosas viejas, después y ya sobre las ascuas se asan las castañas recogidas en los bosques cercanos.
Y si se está en el lugar es muy aconsejable visitar Santa Cruz de Cuérragos, eso si, la carretera que parte desde Manzanal de Arriba es todo un desafío para vehículos voluminosos.
Pareciera que esta parte de España estuviera condenada a que sus vecinos circulen por carreteras mas estrechas que muchas pistas forestales. Lo que si hacen es pintar una raya en medio de la calzada para marcar dos carriles donde tan solo hay la superficie de un anden de autopista.
Eso si, cuando después de 12,5 kilómetros se llega a Santa Cruz de Cuérragos nos recibe un cartel, mas alto que el ancho de la carretera, que dice que estamos en un Conjunto Etnológico. Y así es, pareciera que el pueblo vive anclado en siglos pasados, las casas, el empedrado de las calles, el propio paisaje nos transportan a un pasado donde el pueblo seria un pueblo con vida.
Los vecinos en 2021 no eran mas de 20, veinte paisanos en un pueblo de museo donde las candongas que escupan humo en invierno serán pocas. Donde los hornos que se adivinan tras las panzas redondas de las casas, no se encenderán como lo hacían en épocas pasadas. Pueblos para vivirlos, para llegarse a sus ríos y cruzar sus puentes, en este pueblo el puente de los Infiernos para atravesar el rio Manzanas. . Mi consejo no subir con autocaravana.
Por 1960, el que esto escribe, Faustino Chamorro González camine de Riomanzanas a Guadramil, cruzando la raya, para comprar cigarrillos. Recuerdo que a la entrada del pueblo, una señora que recogía heno a la entrada de Guadramil, se acerco a nosotros (mi compañero Roberto yo) y nos preguntó si éramos médicos porque su hija padecía de flemón en las encías. De ahí dedujimos que se sentían en una situación de más atraso que la vecindad de Ríomanzanas.
Gracias Faustino por comentar en este humilde blog,
En nuestro primer viaje a Guadramil, hablando con las mujeres que comento en el articulo nos hicieron saber del abandono que sufrían, la falta de servicios públicos era evidente asi como las malas condiciones de los accesos. En el ultimo viaje en 2021 nos llamo la atención la buena carretera a diferencia del abandono vial a que están sometidas las comarcas de Aliste y Sayago. Un placer leer su comentario y espero que siga acompañándome en este blog. Atentamente, Ana Pose.