Un paisaje de ensueño
Existen paisajes que nos hacen pararnos a pensar en que estamos en el mismo paraje donde hace miles de años vivían gentes que habían elegido el lugar por sus características. La principal, su altitud de 715 metros permitía a quienes aquí vivían tener unas vistas increíbles sobre un Duero encajonado pero, en los inicios, los primeros habitantes lo habrían elegido por ser una barrera natural infranqueable. El estar situado sobre el arroyo Pisón donde sus aguas se vierten al Duero seria también un punto importante de la elección. Y es que la colina donde se sitúa la Ermita del Castillo _Fariza_ fue hace 2.500 años un castro o quizás un poblado fortificado y que siguió habitado como lo atestiguan los restos arqueológicos encontrados en el lugar. Restos de una antigua muralla, un verraco, algunos fragmentos de cerámica que sitúan la edad del yacimiento entre los siglos VIII y IV a.C., una estela funeraria de la época romana, restos de hornos para elaborar piezas de bronce, molinos de mano, que servían para transforma en harina bellotas y cereales y, por último, pesas de telares con los que se convertía la lana de oveja en roa de abrigo. Y claro disfrutar de este lugar en soledad es un privilegio. Claro que vivir la Procesión de los Pendones también es algo increíble. Lugares de Sayago.
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