Un libro por hacer
Las Dos Alternativas es un juego donde se mezclan la lectura semanal y la escritura sin guión. Un juego en el que me gustaría estar acompañada por mis amigos en redes sociales.
Hoy os presento el inicio de un libro y durante el tiempo que tarde en acabar de escribir la palabra “fin”, seréis vosotros los que cada semana vais a elegir como sigue el desarrollo del libro.
Cada semana os presentaré dos opciones distintas, A y B, seréis vosotros quienes con vuestros votos me digáis por donde seguir escribiendo, cual de las dos opciones es para vosotros la que debe formar parte del libro.
En determinado momento es posible que incluso se voten dos opciones propuestas por vosotros mismos. Dando de esa forma otra vuelta de tuerca al experimento.
El libro crecerá y se podrá votar “como sigue” por Instagram y por Facebook pero, las dos redes sociales serán completamente autónomas. Para ello, durante una semana los votos válidos serán los realizados por Instagram y a la semana siguiente los realizados por Facebook. Es posible que con el tiempo añada la variante de iVoox para que también desde esa plataforma de audios sea posible formar parte de este experimento. Escribir un libro a ciegas.
Para que el voto sea valido, sera preciso dejar un comentario con la opción elegida, A o B en el mensaje de esa semana y exclusivamente en la red social que esa semana sea la elegida. Los votos se realizarán entre el domingo que se publique la parte del libro de esa semana y se cerrará la votación el jueves siguiente.
A priori no se sabe si será una comedia, una tragedia, una novela policíaca o un cuento con moraleja. Tampoco se sabrá cuantos serán los personajes al final, nada esta pensado con anticipación.
En www.subetealpaisaje.com se irá subiendo el libro en su totalidad con las opciones elegidas y cada capítulo lo subiremos en formato audio a nuestro canal de postcad en iVoox.
¿Os animáis con el experimento? Pues aquí tenéis el inicio.
Las Dos Alternativas
- Primera semana.
Votos por Facebook del domingo 7 al jueves11 de noviembre.
Con el tiempo justo, Alfredo logró entrar en el vagón del metro cuando ya la puertas estaban a punto de cerrarse. Eso si, a esa hora siempre era posible sentarse y, desde luego Alfredo necesitaba descansar, la guardia en el hospital había sido dura, no solo físicamente, que también. La noche anterior llegó a urgencias un “tráfico” y nada se pudo hacer por el hombre que conducía el vehículo. Mientras pasaban una a una las estaciones de aquella linea de metro el sueño venció a Alfredo.
De repente, los gritos de un grupo de chavales hizo salir de su sopor a Alfredo, inconscientemente dejó de recostarse sobre el asiento y, de forma disimulada, miró hacia donde estaban los chavales. Se habían colocado en una de las esquinas del vagón y tomado el suelo como asiento, hablaban de forma atropellada y como si fuese necesario alzar la voz para entenderse.
Algunos de los viajeros que estaban en aquel vagón comenzaron a sentirse incómodos, Alfredo tuvo más suerte la siguiente parada era la suya, tan solo se levantó y fue hasta la puerta más alejada del grupo de jóvenes.
Cuando Alfredo salió a la calle comprobó que la tarde se había metido en agua pero, no tenia que preocuparse mucho, para llegar a su casa no necesitaba recorrer mas de doscientos metros. De repente desde la otra acera alguien le llamó.
_Alfredo, Alfredo.
Sin dar crédito a lo que estaba viendo Alfredo se quedó inmóvil, solo miró de forma hipnótica al semáforo del paso de cebra. No terminaba de creer lo que estaba pasando.
_Alfredo, pero ¡que alegría! Esto lo decía Blanca mientras se alzaba para poder abrazar al que había sido un gran amigo.
_Blanca ¿qué haces tu por Madrid?. Te hacia en Estrasburgo.
_Si. Si allí estoy, en el Parlamento pero, he tenido que venir porque mi amiga Marta, ¿te acuerdas ella?
_Si, claro que me acuerdo de Marta, ¿le ha pasado algo?
_Pues que ha tenido una niña y me escapado para dar una abrazo a la madre y a la criatura.
¿Por donde quieras que siga el libro?
Opción A:
Blanca y Alfredo entran en una cafetería y comienzan a hablar de los años de facultad. Ante las preguntas de Alfredo Blanca le cuenta que sigue soltera, él le habla también de su vida privada y casi sin darse cuenta ambos olvidan lo que tenían pendiente, Alfredo llegar a casa y Blanca acudir a la cita con su amiga Marta.
Opción B:
Alfredo se comporta de forma distante y deja casi con la palabra en la boca a Blanca. Al llegar a casa no comenta que ha visto a su antigua amiga y decide que quiere salir a correr por el parque. Su mujer no entiende ese comportamiento y le recrimina que no sea capaz de compartir la tarde con ella.
Tenéis el audio de la primera semana aquí.
Segunda semana
La semana pasada ganó la opción B:
Este semana también se vota por Facebook.
Alfredo se comporta de forma distante y deja casi con la palabra en la boca a Blanca. Al llegar a casa no comenta que ha visto a su antigua amiga y decide que quiere salir a correr por el parque. Su mujer no entiende ese comportamiento y le recrimina que no sea capaz de compartir la tarde con ella.
_Bueno pues me alegro de verte, ahora me tengo que ir.
_Pero Alfredo, ¿no quieres que tomemos algo? Me gustaría que pudiéramos ponernos al día, ¡llevamos tanto tiempo sin vernos!
_Me es imposible, quizás en otro momento
_Pero Alfredo, yo me vuelvo a Estrasburgo
_Pues buen viaje. Esa última frase que dijo Alfredo dejó a Blanca completamente helada. Después de tantos años no esperaba un encuentro tan distante. Decidió caminar un poco, no podía presentarse con una sensación tan amarga delante de su amiga Marta.
Mientras, Alfredo había acelerado el paso, como si estuviera huyendo de un peligro, abrió la Lourdes le escuchó entrar sin ni siquiera saludar y no entiende que puede pasar.
_Hola Alfredo, ¿ha pasado algo?
_Hola, luego hablamos voy a salir a correr un poco
_¿Ahora? ¿Te vas a ir ahora? Alfredo llevas fuera de casa dos días y llegas a casa y dices que te vas a correr. Mira no te entiendo, habíamos quedado en que esta noche íbamos a salir juntos y me vienes con estas. Mira Alfredo, ¡VETE A LA MIERDA!
Alfredo se dirigió a la habitación y comenzó a desvestirse, buscó en uno de los armarios del baño su ropa deportiva. Sabia que estaba lloviendo pero le daba lo mismo, necesitaba salir a correr y gritar. Mientras se vestía pensó en como volver a ver a Blanca le había traído a la memoria una historia que el creía olvidada y enterrada pero, NO. Su amor por ella había estado aletargado durante los últimos años pero, había despertado con la misma fuerza que el odio que también había sentido hacia ella. Recordaba aquel fin de semana en la que las vidas de ambos se separaron para siempre.
_Lourdes me voy, no me esperes a cenar, cuando vuelva me meteré en la cama, esta última guardia me ha vencido.
_Está bien Alfredo, haz lo que te de la gana pero que sepas que a lo mejor cuando vuelvas no estoy.
Alfredo ni contesto, salió dando un portazo y decidido bajar por las escaleras, sin embargo en el último segundo abrió la puerta del ascensor, sin pensarlo estaba pulsando la tecla del garaje. Pero quizás no fue tan improvisado, curiosamente las llaves del coche estaban en el cortavientos, él mismo las había cogido antes de salir de casa. Su Audi estaba en la plaza más cercana a la puerta del ascensor. De forma mecánica entró en el vehículo y arrancó, desde ese momento sabia que esa tarde-noche no iba a ir a correr al parque. La puerta del garaje se abrió de forma automática y Alfredo aceleró en la rampa casi sin importarle que alguien pudiera cruzar por la acera. Giró en dirección opuesta al parque y avanzo buscando la autopista, solo pretendía salir corriendo, quizás huyendo de un pasado que había vuelto con más fuerza que nunca.
_Hola Gema
_Hola Lourdes, ¿Te pasa algo? ¿estás llorando?
_No se que pasa pero, ha llegado Alfredo a casa, ni siquiera se acordaba que habíamos quedado contigo y con Pablo y se marcho dando un portazo.
_¿Donde se ha ido? ¿Tenia trabajo?
_No Gema, ha venido y sin decir nada se ha puesto la ropa de correr y, aunque le dije que habíamos quedado, nada le ha importado.
_Bueno, lo mismo ha salido a correr y al volver se ducha y decide que.
_Que no Gema, que no, que se ha puesto el chándal pero también ha cogido las llaves del coche. Bueno que yo te he llamado para decirte que no iremos.
_¡De eso nada Lourdes! tu te vienes con Pablo y conmigo y Alfredo que haga lo que quiera. Pasamos a recogerte en una hora. No admito un no por respuesta.
_Vale, está bien en una hora estaré lista.
Al entrar a la habitación vio como la ropa de él estaba tirada encima de la cama, la recogió de una forma impulsiva y al poco, la tiro contra la pared, la rabia se había apoderado de ella.Y esta vez no iba a perdonar la forma de tratarla, no se lo merecía. No estaba acostumbrada a ese tipo de desplantes de Alfredo, pensó que algo le estaría pasando pero ella mismo se dijo:
_¿Le habría ocurrido algo? Quizás podría hablar con su compañero de guardia, a lo mejor él podría contarle algo. Sin pensarlo mucho, marcó el teléfono y el pulso se le iba acelerando a la vez que escuchaba un nuevo tono de llamada.
_Dígame.
_Hola Alfonso, soy Lourdes la mujer de Alfredo. ¿Qué tal fue la guardia?
_¿Por qué lo preguntas? Todo fue normal, bueno hubo un fallecimiento de un trafico pero, no se a que te refieres Lourdes.
_Nada, lo mismo son invenciones mías pero creo que a Alfredo le ha pasado algo. No se que pero algo ha pasado. Llegó a casa está tarde, habíamos quedado con unos amigos para salir y decidió que se marchaba a correr, casi me dio con la puerta en las narices. Y no ha querido decirme donde iba, que le había pasado.
_No te preocupes Lourdes, a lo mejor se le esta acumulando la tensión, además ya sabes que esta muy comprometido con el sindicato de médicos. De verdad, no te preocupes. Avisame cuando llegue pero, no te angusties.
_Bueno, no sabré cuando llega porque yo si voy a salir con nuestros amigos. Gracias Alfonso.
Colgó el teléfono y entró a darse una ducha antes había elegido que ropa ponerse. Puso la radio, abrió el grifo y pasó la mano debajo del agua para comprobar la temperatura. Se frotó la cabeza como si no se estuviera lavando el pelo, era como si intentara borrar sus pensamientos. Con el ruido del agua y la radio que estaba encendida no pudo escuchar que sonaba el teléfono de casa. Se puso el albornoz y se secó la cabeza con una toalla. Mientras se miraba en el espejo dijo:
_El pelo corto es lo que tiene, se lo seca una de una pasada y está lista
.Había elegido unos vaqueros y una camiseta desenfada, como calzado se inclino por unos Lottusse. Se termino de maquillar y fue a la puerta, cogió el bolso y del perchero la cazadora de cuero. Cuando estaba saliendo del portal y acaba de pisar la acera vio el coche de su amiga.
_¿Cuanto tiempo lleváis aquí?
_Acabamos de llegar, te iba a llamar ahora. Pero que guapa estás. ¿A qué está muy guapa Pablo?
_Venga no seáis tan zalameros los dos. Por cierto, habéis reservado mesa.
_Claro, Pablo llamó el otro día.
Opción A: La cena transcurre con normalidad y después de tomarse unas copas, Gema y Pablo llevan a Lourdes a casa. Al llegar Alfredo ya había regresado a casa. Le reprocha que se fuera sin esperarle y ella le recrimina que se fue sin decir nada, la pelea va en aumento y de pronto …
Opción B: Después de la cena los tres amigos se van a tomar unas copas. Lourdes parece que toma alguna copa más de la cuenta y debe pensar que el baile le ayudará a superar una triste tarde. Gema y Pablo descubren como su amiga se convierte en el alma de la pista de baile, es más, ven como poco tiempo después ella se retira a un lugar apartado de la pista y decide compartir copa con uno de los compañeros de baile.
Tercera semana.
Al empatar los votos esta semana, desempato yo y lo hago votando por la opción A.
El relato sigue así:
Tras aguantar las salidas de tono Alfredo, Lourdes decide marcharse. Va al salón recoge su bolso y cuando llega al vestíbulo coge su cazadora y sin pensarlo más sale de casa decidida a no volver, al menos esa noche.
Mientras llega el ascensor pone su teléfono en modo avión. Ya en la calle se dirige hacia la plaza, desde allí es fácil coger algún taxi.
No se equivoca, ve llegar uno por el carril bus y cuando se dispone a acercarse ve como un hombre, al parar el vehículo, abre la puerta trasera con intención de montarse.
_¡Oiga!, ese taxi le he parado yo. Usted no tiene ningún derecho a subirse en el.
_Venga señorita, que ese cuento ya me lo se yo.
_Pero bueno, ¿se cree usted que está hablando con alguna de sus amigas? A mi me trata con respeto.
_JAJAJAJA, perdone usted S E Ñ O R A. Pero, eso si, en el taxi entro yo.
_Bueno ¡ya está bien! Esta frase la decía el taxista desde el interior del vehículo. _La bandera lleva bajada desde que me pararon. Se monta usted o la señora, me da lo mismo pero alguno de los dos. No sea que al final tenga yo que pagar. ¡Estaría gracioso!
En ese momento, Lourdes y el desconocido se miraron y surgió un momento de complicidad. Sin duda, no estaban dispuestos, ninguno de los dos, a pagar la bajada de bandera del otro.
_¿Sabe que le digo? Dijo Lourdes muy digna. _Puede subirse usted en el taxi y seguir su camino, ya parare yo al siguiente.
_De eso nada, ¡faltaría mas! Por cierto me llamo Carmelo, ya se que no es un nombre muy glamuroso pero, es el que tengo. Mientras lo decía ofreció su mano a Lourdes.
_Yo soy Lourdes. Y cogiendo la mano ambos se pusieron a reír, en parte porque desde dentro el taxista comenzó a gesticular y bajando la ventanilla dijo:
_Que me parece muy bien que ustedes quieran presentarse pero, ¿quien de los dos sube al taxi? ¿quien me paga? Tendré yo mala suerte que me encuentro con los amantes de Teruel. ¡Me cago en mi sombra! Pero, ¿Por qué me tienen que pasar estas cosas a mi?
Carmelo interrumpió al taxista, sacó de su pantalón una billetera y puso un billete de diez euros en la mano del conductor.
_Con eso tiene bastante para cubrir la bajada de bandera. Aquí acabó la carrera. Esta Señora y yo vamos a caminar un poco, que la noche esta bonita. ¡Con Dios Figura!.
Sin dar crédito, el taxista ni se despidió, dio un acelerón y allí se quedaron Lourdes y Carmelo. Primero se hizo el silencio entre ambos y cuando el taxi había desaparecido, sin saber muy cual era la razón, comenzaron a reírse de forma casi acompasada.
A los pocos minutos vieron llegar otro taxi y lo paró Carmelo, subieron ambos y le dijo al taxista que les llevara hasta la Plaza Santa Ana. Ambos habían decidido tomarse una copa en el Café Central, esa noche había actuación y Carmelo tenia que estar porque había quedado con unos periodistas, les iba a dar la primicia de su nuevo libro. Por eso necesitaba coger aquel taxi. Lourdes no tenia plan y escuchar una banda de jazz le pareció genial.
Cuando entraron al local Carmelo se notaba que era asiduo, en seguida avanzo hacia una mesa en uno de los extremos que ya estaba ocupada por dos hombres.
Uno de ellos retiro la silla para que se sentara Lourdes a la vez que se presentaba.
_Soy Daniel y él es Juanjo. ¿Tú te llamas?
_Me llamo Lourdes
Opción A: Lourdes no regresará esa noche a casa. Carmelo y ella, después del Café Central siguen la ruta por el Barrio de las Letras. Cuando comienzan a salir de los portales los trabajadores más madrugadores ellos deciden ir a descansar a casa de Carmelo. El teléfono de Lourdes sigue en modo avión.
Opción B: Lourdes decide quitar el modo avión y a las cuatro de la mañana recibe la llamada de Alfredo. Según le cuenta esta muy arrepentido y solo quiere que Lourdes vuelva a casa y le perdone y ella así lo hace.
Esta semana los votos validos serán por Instagram. Se contabilizan los votos en el mensaje emitidos de domingo a jueves.
Cuarta semana
Después de los votos emitidos esta semana por Instagram la opción ganadora fue la A:
Esta semana se emitieran los votos hasta el próximo jueves por Facebook.
Lourdes no regresará esa noche a casa. Carmelo y ella, después del Café Central, siguen la ruta por el Barrio de las Letras. Cuando comienzan a salir de los portales los trabajadores más madrugadores ellos deciden ir a descansar a casa de Carmelo. El teléfono de Lourdes sigue en modo avión, ella no tiene intención de ponerlo en modo operativo.
Hacía un buen rato que habían salido del último garito y de pronto Carmelo alargó su brazo hasta poner la mano en la pared impidiendo el paso de Lourdes por la acera.
_Bueno “princesa” hemos llegado a mi castillo.
_No se caballero pero, yo no veo ningún castillo.
_Eso es que no has mirado bien, mira, tu dame la mano y te ayudo a pasar el foso.
Según lo decía a Lourdes le dio un ataque de risa, Carmelo la abrazó mientras ambos esperaban el ascensor. Entraron en un ascensor bastante vanguardista y que desde fuera bien se podría decir que era del siglo pasado.
Una voz en off comunicó que se cerraban las puertas. Lourdes metió las manos en los bolsillos de su cazadora y miró hacia el suelo, casi no tuvo tiempo de pensar que estaba haciendo.
_¡VOILA! Señorita hemos llegado. ¿Me permite?.
Carmelo hizo un gesto de invitación a pasar a Lourdes.
Al abrir la puerta quedó patente que esa era la casa de un creador. Los libros formaban parte de la decoración y como elemento principal, de una enorme estancia, destacaba una gran mesa de trabajo. Una pieza de madera oscura que era el contrapunto a las estanterías de color blanco que bordeaban todo el salón.
_Ponte cómoda Lourdes, estás en tu casa. Si necesitas ir al baño está en mi dormitorio. Yo mientras voy preparando un café, te apetece, ¿verdad?.
_Si, claro que me apetece un café.
Lourdes entró en la habitación y observó que todo estaba en orden, quizás demasiado en orden. Abrió la puerta equivocada, en vez del baño había abierto el vestidor, antes de salir se fijó en la cantidad de zapatos y sombreros, eran muchos, demasiados pensó.
El baño era casi tan grande como la habitación y la bañera era la pieza principal, que debía tener los mismos años que la puerta exterior del ascensor.
Se apoyo sobre la enorme encimera de mármol y acercó su cara hacia un amplio espejo, vio en sus ojos una mirada que hacia meses no veía, el brillo era evidente. Y si, el miedo también.
_Pero ¿qué hago yo aquí?
Mientras se hacia esa y más preguntas desde el salón se escuchó a Carmelo que decía que el café estaba listo. Había colocado en una bandeja dos tazas de diseño y acompañando unas pastas.
_Ven siéntate aquí princesa.
_Gracias, oye, que casa más bonita. La bañera me ha parecido una preciosidad.
_Bueno, es de la época del antiguo edificio. El arquitecto que hizo el trabajo de rehabilitación fue mi hermano. Esta era una finca en la que nuestros padres tenían arrendados varios pisos.
_Osea que no es que parezcas un chico con dinero, es que efectivamente lo eres.
_Bueno, no iras a decir que eres clasista. Anda, ven.
Carmelo acercó suavemente la cabeza de Lourdes a hacía él. Los labios de ambos se acercaron y Lourdes cerró los ojos pero…
Opción A: no pensó en nada, solo quería seguir sintiendo esa sensación tan especial. Por un lado sentía que tenia que irse, por otro lado solo quería que nada, ni nadie interrumpiera aquel momento.
Mientras eso pensaba ambos se fundieron en un abrazo y terminaron sobre la cama. Mientras se desnudaban de forma precipitada los besos seguían siendo como un cordón que les ataba, que no dejaba que ambos cuerpos se separaran.
Opción B: Lourdes cerró los ojos y sin pensarlo le dijo a Carmelo que se marchaba, que no podía seguir allí ni un minuto mas, casi sin decir nada mas abrió la puerta y fue hacia el ascensor. Carmelo se quedó en la puerta y solo alcanzó a decir
_Creo que te estás confundiendo pero, vamos tu misma. Ya sabes donde vivo. Y según decía esas últimas palabras cerró la puerta.
Ya dentro comenzó a reírse tanto que las risas las escuchó Lourdes mientras esperaba el ascensor. No podía creer lo que estaba escuchando, sin pensarlo dos veces llamó al timbre y un Carmelo sonriente le abrió la puerta.