Decorados de vida
En esta entrada os dejamos esas instantáneas que muchas veces pueden pasar desapercibidas. Seguimos recorriendo un valle que, sin duda, enamora a los amantes del románico y la montaña, el Vall de Boí.
Ese río de agua fría, ruidosa y con prisas que invita al baño en las horas de más calor del día.
Buscando agradables temperaturas llegar a ese rincón que, literalmente, enmarcaba una montaña realzando, aún más, su extraordinaria belleza.
Al acabar el día, captar el momento en que un coqueto cielo le despide, ofreciendo su mejor estampa para ser fotografiado.
Un balcón que atrapa la mirada sobre la instantánea de un pequeño perro desafiando el peligro extremo.
Detalles como puertas para custodiar o adornar el agua bendita quedan anotados en mi cuaderno de ruta al visitar algunas iglesias románicas.
Paseando llegar a una ventana que ha sido, durante tiempo, taller de tejido de una araña.
Y en los bosques, los avellanos de decenas de ramas buscan sus sitio. Su fruto, ya crecido, me sitúa en el calendario.
Las nubes dibujan su sombra sobre las montañas semejando lagos glaciares.
Instantáneas de un valle, Vall de Boí, que ofrece rincones para ser vividos y para descansar de caminatas y sensaciones. En el valle disponéis de un área de servicios de carga y descarga para autocaravanas, está en Barruera, junto a un área recreativa con barbacoas junto al rio. Inicialmente no se puede pernoctar por riegos de inundaciones pero, la zona estaba llena de autocaravanas pasando la noche. En otras localidades está permitido el estacionamiento pero lo mejor es, al iniciar el viaje, ver la propia pagina web del valle. Felices rutas