Un valle para ser disfrutado.
El Vall de Boí se encuentra ubicado en la comarca de la Alta Ribagorza en el Pirineo Catalán y en la provincia de Lleida.
Barruera, Boí, Durro, Taüll, Erill la Vall, Caldes de Boí, Coll y Cardet son pequeños pueblos de este valle y que encierran un verdadero tesoro, iglesias y ermitas de un estilo unitario, el románico lombardo. Enclavados en un entorno maravilloso, cada uno de estos municipios merece una visita sosegada para disfrutar de los pequeños rincones, de los senderos y del paisaje.
Si el viaje lo hacemos con autocaravana, tenemos que tener en cuenta que existe un área de servicios, con posibilidad de vaciado y llenado en el pueblo de Barruera, un pueblo con todos los servicios y comercios y donde también se encuentra un camping. En el área de Barruera existe una señal que prohíbe la pernocta por peligro de inundaciones. Lo cierto es que este pasado mes de agosto, había muchos, muchos vehículos pasando la noche, autocaravanas, camper, furgonetas, coches utilitarios… El área de pernocta de Boí estaba temporalmente cerrada. Estaban abiertas la del Pla de L’Ermita, junto a unas urbanizaciones y con posibilidad recorrer algunos senderos como el que lleva a la pequeña ermita de o a un templete con vistas maravillosas sobre el valle. También existe una zona de aparcamiento de tierra junto al llamado Barranc de Costes. Cualquira de estas ubicaciones mencionadas las podréis encontrar en las APP de aparcamiento y pernocta de autocaravanas y camper.
La subida hacia la estación de esquí de Boí-Taüll, es la situada a más altitud de todo el pirineo, tiene rincones donde disfrutar de la naturaleza en estado puro. Montañas, ríos, flora y fauna son el escenario perfecto para disfrutar de unos maravillosos días.
Como todos los lugares masificados, las visitas a estas ermitas e iglesias se nos complica a los que viajamos en autocaravana. Son pocos los lugares de estacionamiento en pueblos como Boí, en Erill la Vall, Durro y Cardet. Por tanto lo mejor es hacer algunas de las visitas compaginando esta con una buena caminata. En el caso de la visita a la iglesia de la Nativitat de Durro, desde Barruera sale un camino, que al poco tiempo de cruzar un puente colgante y coincidir pocos metros con la carretera, que lleva al pueblo, se inicia un camino que asciende constantemente y se adentra en un bosque. La buena temperatura, ademas de la compañía del agua que desciende desde la montaña hace de esta ruta senderista una de las más bonitas del valle. Eso si, un poco larga y algo exigente por el desnivel. Eso si, cuando se llega a Durro las maravillosas vistas que nos ofrece el lugar son maravillosas y el cansancio desaparece. La iglesia de la Nativitat llama la atención por su hermoso campanario y por sus grandes proporciones. Tiene una portada esculpida y un pórtico en su entrada sur. En esa puerta os aconsejo admirar el cerrojo que allí está cumpliendo su función desde la edad media. En el interior de la iglesia encontrareis una talla románica con la imagen de Nicodemo.
Desde Durro sale una pequeña carretera y también un camino campo a través que lleva, en menos de dos kilómetros, hacia un mirador natural sobre el valle. Y allí dominando ese lugar la ermita de Sant Quirce de Durro. En su interior se encuentra una replica de un altar románico. Y la ubicación de esta ermita a 1.500 metros de altitud está sin duda relacionada con la centenaria tradición de Las Fallas de Durro. Esta tradición pagana se sigue realizando a mediados de junio y allí, frente a la ermita de Sant Quirce se quema un gran pino, la vista del fuego se ve desde todas partes. Los vecinos acuden con grandes antorchas preparadas por ellos mismos durante meses. Con las antorchas encendidas descienden hasta la plaza del pueblo. El rito de las Fallas es un rito que ha pasado a ser Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
Falla de Durro Sant Quirce de Durro Nativitat de Durro Nativitat de Durro
Una vez en Barruera se puede también visitar la iglesia de Sant Feliu porque el camino que traemos desde Durro pasa justo al lado. Es importante decir que todas estas iglesias tienen unos horarios para ser visitados, por tanto es importante asesorarse de los horarios. Una vez en la iglesia se debe admirar en su exterior su sobria decoración con banda lombardas. Aunque la iglesia es del siglo XI, la base del campanario es de un siglo posterior. Resulta curioso su pila de agua bendita que esta tapada por un pequeño y adaptado mueble.
Sant Feliu de Barruera Pila de agua bendita en Sant Feliu
Y también desde Barruera sale un camino que asciendo por la falda de la montaña hasta la pequeña población de Cardet. En esta pequeña población se puede admirar la pequeña iglesia de Santa María de Cardet. En esta iglesia el campanario no es una esbelta torre es un campanario de espadaña. Claro que con las vistas que tenían a pie de calle desde la misma población no necesitaban altos campanarios para tener vigilado el paso por el valle. Como detalle fijaros en la cabeza esculpida que existe bajo los arcos del ábside.
Santa María de Cardet Cabeza bajo el abside de Santa María
Desde Barruera también es posible hacer varias rutas senderistas, algunas en paralelo al rio, otras llegan, hasta por ejemplo, el pueblo de Boí. Si decidís visitar Boí con la autocaravana que sepáis que en verano o fechas señaladas como puentes o Semana Santa está complicado el poder visitar la localidad, el aparcar nuestros vehiculos es un verdadero desafío, máxime cuando el lugar reservado para autocaravanas estaba cerrado a nuestros vehiculos. Su iglesia de Sant Joan de Boí al igual que Santa Maria y Sant Climent de Taúll se puede admirar los frescos con los que fueron decoradas estas iglesias al ser construidas, allá por el siglo XI. Para pintar aquello murales, se fabricaba una especie de mortero en el que se mezclaba cal, arena y agua. Ademas, con la técnica del temple, que consistía en sumar a los pigmentos naturales yemas de huevo, se pintaban los detalles de las figuras de los murales y también las tallas murales y altares o puertas. Los tejados de todas las iglesias del valle están construidas con madera en su interior y pizarra en el exterior y en caso de la iglesia de Sant Joan de Boí.
Techo de Sant Joan de Boí Pinturas murales Sant Joan de Boí
Por carretera y antes del desvío que lleva primero a Boí y luego a Taúll se encuentra uno con un desvío a la izquierda que en poco más de 400 metros te deja en Erill la Vall y en esa pequeña población disfrutar de la maravillosa iglesia de Santa Eulàlia con un magnifico campanario, quizás por eso se habla de él en la leyenda que recorre el valle. Por cierto, leyenda que os contamos en el video que tenemos en nuestro canal de YouTube sobre el valle. Lo cierto es que este campanario, junto con el de San Joan de Boí y Sant Climent de Taúll están perfectamente alineados, una autentica curiosidad. Curiosidad también el ver la escultura de un ladrón sacando la lengua y que es parte del grupo escultórico del Descendimiento de la cruz. En Erill la Vall existe un pequeño aparcamiento a la entrada donde es posible aparcar eso si, en verano conseguir un hueco casi se convierte en un premio de la lotería el encontrarlo.
Santa Eulàlia d’Erill la Vall Ladrón con la boca abierta del Descendimiento de la Cruz
Y ahora si, desde la misma carretera que nos llevaba a Boí donde ya comienza el ascenso que no acabará hasta llegar a la estación de esquí y una vez pasado Boí se llega a Taüll. Una población que llegó a tener hasta tres iglesias y que ahora solo conserva dos pero, que dos. ambas con un maravillosos frescos. Santa Maria de Taúll esta construida dentro del núcleo urbano algo raro en las iglesias y ermitas del valle. Está iglesia fue consagrada un día después que lo fue la de Sant Climent un 11 de diciembre de 1123. Los señores feudales que por los siglos XI y XII dominaban el valle no ahorraron en gastos, los señores de Erill invirtieron muchos recursos en esta comarca. En el ábside central de Santa Aria la figura principal es la Epifania, la Virgen María sujeta al niño en su regazo y los Reyes Magos haciendo sus ofrendas.
Epifania de Santa María Murales de Santa María Santa María de Taüll
Y por fin llegamos a la que quizás es la joya más valorada del todo Valle de Boí, la iglesia de Sant Climent de Taüll. Su esbelto campanario, sus tres naves y ábsides conforman un conjunto extraordinario. Su imagen de Cristo en Majestad decorando el ábside central ha sido y sigue siendo la imagen del románico del valle de Boí. Sin duda el video que actualmente se proyecta en el interior del video haciendo que veamos como serian aquellas pinturas que veían los habitantes del valle en el siglo XII. En el video del canal tenéis parte de está proyección.
Sant Climent de Taüll Sant Climent de Taüll Murales del ábside central- Cristo en Majestad
Y no podemos olvidarnos de la iglesia de la Assumpció de Coll, situada antes de llegar al pequeño pueblo de Coll al que se accede tras una subida por una carretera de montaña. El aparcamiento es muy escaso y se encuentra en la misma carretera frente a la iglesia.
Assumpció de Coll Assumpció de Coll Assumpció de Coll
Este valle atesora un rico patrimonio románico que ha sido reconocido por todo el mundo como único y de un valor incalculable. La Unesco lo declaró Patrimonio de la Humanidad allá por el año 2000 lo hizo, no solo por la buena conservación, también porque un mismo estilo arquitectónico, el románico lombardo, se concentra en un espacio pequeño del territorio. Iglesias construidas en piedra, techos de madera recubiertos de pizarra, elementos todos que se encuentran en estas tierras que estuvieron aisladas durante siglos. Su construcción cumplía una función religiosa pero también se convertían en un lugar de reunión para la población que habitaba estos pueblos. Por cierto, pueblos de los que ya se tenían noticias en el siglo XI. Los señores feudales de Erill, quienes fueron los artífices financieros de la construcción de estas iglesias también se decidieron por los altos campanarios como un elemento que servia para la vigilancia y comunicación. El artífice del estilo unificado en todas las iglesias del valle fue el obispo Ramon Guillem, por cierto, confesor del rey de Aragón, él era de origen francés por ello viajaba a Francia e Italia con cierta frecuencia lo que le supuso estar al día en el estilo románico lombardo que por aquellos años era el estilo predominante y, claro, pudo coincidir con los artistas que estaban al frente de ese gran movimiento arquitectónico.