Donde comienza la Ruta de la Seda

La más antigua galería de arte subterránea

Al noreste de la ciudad de Jiayugaun, la que era y es conocida en la Ruta de la Seda por ser la puerta de entrada a China, situada en la provincia de Gansu, en el conocido como Corredor de Hexi, donde se puede admirar el último tramo de la Gran Muralla China y, desde ellas, unas vistas estupendas al Desierto del Gobi, se encuentran las tumbas de las Dinastías de Wei y Jin.

Leída la entradilla, no parece algo interesante pero, si aclaramos que en esta región se encontraron 1400 tumbas, datadas entre los siglos 220 y 440, entonces ya el tema puede interesar algo más.

Las Tumbas, de las Dinastías de Wei y Jin, están consideradas como la “Más antigua galería de arte subterránea”, algo que se entiende por la abundancia de ladrillos murales que se encontraron en 9 de las 18 tumbas que fueron excavadas en los años 70 del pasado siglo.

Realmente las tumbas son una gran obra arquitectónicamente hablando, fueron construidas con la técnica de Piedra seca, cuentan con distintas dependencias, tales como pasadizo inicial, varias puertas, cámaras delantera, central y trasera, también con corredores y, como no, con nicho. Pero, por lo que realmente sobresalen las tumbas es por sus Ladrillos murales.

Los más de 700 ladrillos tienen pintados sobre su superficie una serie de frescos con distintos personajes, símbolos como ríos y nubes, escenas de ceremonias y banquetes, recolección de frutos y bayas, caza de animales y agricultura, en definitiva recrean la vida de una sociedad feudal.

En algunos de ellos, concretamente en los que se encontraron en la tumba 6 de Wei y Jin, podemos adivinar como se cocinaban animales a la parrilla, sobre todo corderos, el alimento más que habitual entre antiguas etnias de esta región en aquellos pasados años.

Y ahora si, a seguir soñando un viaje por la gran Ruta de la Seda, atravesando el desierto del Gobi y adentrándonos en el Corredor de Hexi, una perfecta combinación de desiertos y montañas y donde durante siglos, en sus 1000 kilómetros de longitud, las caravanas descansaban en la multitud de oasis que lo salpicaban.

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